Hace unos años Pablo Rossi y su
esposa tenían una sandwichería frente a la Plaza Rivadavia del barrio de Alta
Córdoba, un barrio tradicional y populoso de clase media baja. Había terminado
la carrera de comunicación social y los aires que soplaban por la época, 15
años atrás no daban demasiada perspectiva para un comunicador recién recibido.
La elaboración y venta de sándwiches de miga pasó a ser la forma de sobrevivir
en el neoliberalismo feroz para una joven pareja.
Cadena 3 pasó a expandirse, se
recuerda la intervención de la ex diputada nacional ultramenemista Leonor
Alarcia en la compra del medio que tenía y tiene a dos locutores sanjuaninos
como insignias y dueños, Mario Pereyra y Roni Vargas.
El medio siempre tuvo un anclaje
populachero, onda Doña Rosa y una línea editorial conservadora y reaccionaria.
Nunca cerca de un conflicto sino en su desactivación e invisibilización, mano
dura, misoginia y acuerdos políticos que le reportaron legisladores
provinciales y diputados nacionales. Blanca Rossi es un ejemplo, sentada en una
banca del Congreso por Unión por Córdoba, llegó junto a Juan Schiaretti. Anteriormente, el ex corresponsal Arturo
Miguel Heredia, el del desopilante discurso contra la ley de medios pidiendo
que no le prohíban al Pato Donald.
Eso sí audiencia masiva. Es común
subir a un taxi en Córdoba que no sea
conducido por un chofer joven y que esté sonando.
Al expandirse mediante normas
laxas y flexibles Cadena 3 llega a la mismísima Buenos Aires, año 1999/2000,
allí aparece Pablo Rossi como la nueva voz del medio y sus análisis de
actualidad de corte y pegue y trabalenguas permanente. No ha cambiado. Ni la
pose ni el clasicismo estándar de su vestimenta. Menos aún sus análisis de vuelo corto como
comparar la realidad de Caracas y Montreal, eso sí siempre en el Primer Mundo.
Fogonero de la marcha #todossomosnisman, del golpismo encubierto, del
periodismo militante de la derecha reaccionaria, un operador del
antikirchnerismo cotidiano se recorta nítidamente el perfil de este militante
que ejerce debajo de los paraguas del establishment.
Sentado a la derecha del
decadente Mariano Grondona sigue haciendo gala de una mediocridad atroz, libros
berretas con títulos para la tribuna de
la derecha como la truchada del Nunca Más de última cosecha.
Eso sí, entre aquel pasar
apretado de la sandwichería frente a la Plaza Rivadavia y la vida en el country
que lleva ahora ha pasado bastante tiempo.
Es un artículo lamentable., mediocre, con demasiadas contradicciones. No se puede pasar de sandwichero ( parece ser un trabajo despreciable) a comunicxador social( que atrevimiento!), derecha, izquierda... Hay suficientes ladrones de los dos lados, corr y prsonajes deleznables ... Por favor, lean mucho sobre historia, no se adueñen de lo que no les pertenece( me refiero a la imagen del padre Mujica.
ResponderEliminarcomparto su comentario, lamentable.
ResponderEliminarAsi es este hombre es Periodismo Militante.
ResponderEliminarNo Periodismo Neutral e Imparcial.
Excelente Rossi. Asco al peronismo
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