El delasotismo y el schiarettismo
sortearon una crisis en los últimos días de Marzo que puso en vilo a la estructura del PJ Cordobés; se trató
del reparto de cargos y de la imposición de un pliego de condiciones leonino.
Después de 16 años el traspaso de mando de dos líderes ya sesentones y pico,
que han logrado un cambio sustantivo en relación a los gobiernos radicales,
desastrosos los períodos Angeloz y Mestre, se encuentran traspasando los
umbrales de un fin de época que ya no interpretan.
La receta es la de mostrar más
estructura y menos renovación y la poca que asoma viene arropada por la
convivencia de largos años y lo que es común, la inclusión en las listas
sábanas de esposas y – como corresponde – a estas alturas del paso del tiempo –
las hijas; tal el caso de la esposa del todopoderoso Domingo Carbonetti a cargo
de la junta electoral y del diputado nacional, Carlos Caserio, que acaba de
jubilar a su esposa y cede la banca dinástica a su hija.
El delasotismo sintió que la
suerte de su líder le resultaba una quimera al schiarettismo que prioriza la
pelea provincial por sobre las intenciones presidencialistas de De la Sota. La
escaramuza produjo heridos en los dos bandos aunque la mayor parte de los
estiletazos se la llevó el propio Juan Schiaretti que para lograr la
candidatura tuvo que resignar la candidatura a legisladora del departamento
Capital de su esposa, Alejandra Vigo. Ministros que se van pasan a las bancas y
los caudillos regionales que conforman el elenco estable de PJ Cordobés van por
sus reelecciones en las representaciones departamentales.
La última elección legislativa
nacional dejó al PJ arañando una victoria pírrica, con un 3er. Puesto histórico
en la Capital y soplándole la nuca el FPV, 15,1% a 15%.
El escenario provincial se
presenta complicado. El radicalismo, más el PRO y el juecismo unirían
trabajosamente fuerzas. El radicalismo viene de una pésima gestión municipal en
la Capital, no solo no resolvió la cuestión central del transporte sino que lo
empeoró gravemente, concesiones sospechosas, servicio de recolección
deficiente, tasas y multas altísimas, la
probable candidatura de Ramón Mestre
arranca mal en su distrito, además de la espada de Damocles que pende sobre su
cabeza en la investigación del caso CBI que se tramita en tribunales federales
y que tiene a su ex secretario privado , Juan Pablo Ostanelli, en la mira. La
posible unión con el juecismo sería contranatura, más de oportyunismo que de
proyecto político. El PRO con Héctor Baldassi es la colectora auténtica del
macrismo.
Así las cosas todo parece que se
vivirá en suspenso hasta las horas finales de la contienda, aún sin fecha y que
resulta el as en la manga de DLS aunque se especula que la fecha fue parte de
la afiebrada negociación; la incógnita es si frente a dos expresiones
claramente conservadoras cuál serán las posibilidades de una variable electoral
progresista. El espacio existe y ese parece ser el andarivel por el que se
moverá Eduardo Accastello, el intendente de Villa María para proponer una
instancia de cambio tras 32 años de un mismo formato.
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