El 18 de Enero de 2015 apareció
muerto el ex fiscal Nisman, en medio de una trama que comienza a develarse poco
a poco. El farragoso círculo por el que
se movió Nisman tiene las respuestas al enigma de su muerte. Su principal sostén en la causa, “Jaime” Stiusso
– considerado el principal espía de la ex SIDE, el oscuro personaje que oficiaba
de experto informático, con libre acceso a la intimidad de Nisman y proveedor
del arma que tenía en su mano al momento de ser hallado sin vida, Diego
Lagomarsino, las operadoras políticas de la denuncia insostenible producida por
¿Nisman?, hacia la presidenta, el canciller, el diputado Larroque y una serie
de personalidades con incidencia cero en la toma de decisiones, más dos supuestos
agentes de la ex SIDE que no eran tales; las diputadas Patricia Bullrrich y
Laura Alonso, emergen todos ellos como principales actores de los últimos
movimientos políticos del ex fiscal; más algunos operadores de prensa que
contaban con la información que les proporcionaba directamente; esto dejando de
lado la compleja red de espionaje y operaciones a escala MOSSAD y CIA, a la
cual reportaba.
El intento de ir por crear un
estado de conmoción y gravedad para derrocar al Gobierno constitucional se dio en
las horas inmediatas al incidente no esclarecido aún en el Complejo Le Parc de
Puerto Madero. La movilización en estado de indignación popular fue el
argumento del golpe, acusando al Gobierno de provocar la muerte de Nisman. El
oficialismo había decidido participar activamente del debate en el Congreso en
el cual el fallecido fiscal expondría su denuncia, las promotoras del mismo,
Bullrrich y Alonso entraron en estado de emoción violenta porque la puesta en
escena iba directo al papelón.
En medio de todo esto y con el
auspicio de los medios de comunicación hegemónicos un grupo de fiscales
federales – algunos de ellos señalados como obturadores en la Causa AMIA por
los propios familiares de las víctimas y otros operadores del Grupo Clarín y a
la vez, funcionarios que se expidieron por la legalidad de las leyes de Punto
Final y Obediencia Debida, son los abanderados de una convocatoria que no se
sabe con qué consigna se realiza porque según uno de ellos no es para reclamar
por justicia, habida cuenta que la sociedad espera que sean ellos los que den
garantía desde el poder judicial lo que implicaría un terrible contrasentido y
quedaría reducida a un homenaje al mes de la muerte del colega fiscal. A la convocatoria
se suben personajes como Elisa Carrió, una golpista de características
enfermizas, y los candidatos presidenciales Massa, Macri, Cobos, Binner, De la
Sota y otros de menor cuantía que todavía no saben en representación de que
espacio político lo harían pero si tienen en claro que intereses son los que
defienden.
La realidad es que los fiscales
convocantes son opositores a todo cambio en el poder judicial y en la
administración del servicio de justicia. Pretenden conservar el Código Procesal
que consagra el sistema inquisitivo en lugar del propuesto como sistema
acusatorio; ese el objetivo de quienes motorizan la resistencia
a los cambios para detrás de la fachada “homenaje” y “silencio” con el que
deciden marchar; en sí la realidad es que el grupo opositor convocante van por
el deterioro de la institucionalidad a costa de mantener los oprobiosos
privilegios que mantienen; las viudas de Stiusso como se los conoce en la jerga
de tribunales asoman por primera vez las cabezas, en nombre de las corporaciones
a las que les garantizan impunidad.
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