sábado, 16 de agosto de 2014

UN MAL TRAGO PARA VICENTE MASSOT EN CÓRDOBA



La Fundación  Oulton de Córdoba tuvo que suspender la conferencia “Cómo dejar atrás la decadencia argentina” que iba a dictar el empresario Vicente Massot, ex ministro de defensa en el gobierno de Menem, cargo que tuvo que dejar al manifestarse a favor de la tortura. Massot está procesado por su participación durante el terrorismo de estado  y por la desaparición de 2 delegados del Diario La Nueva Provincia de Bahía Blanca,considerado  un órgano de difusión de la Armada.
La presencia de Massot generó un repudio generalizado en organizaciones de derechos humanos y sectores juveniles que propiciaron un escrache en la sede de la Fundación organizadora del evento, situada en la avenida Velez Sarsfield al 700, también Cadena 3 era un auspiciante de la malograda confenerencia que tuvo que ser bajada por los escraches anunciados en la puerta de la entidad.
Carlos Oulton, la cabeza de la Fundación, subsidiaria del complejo de salud privada de diagnóstico por imágenes, uno de los más adelantados de Córdoba, fue candidato a gobernador por el radicalismo de López Murphy, lo que se dice un hombre bien de derecha y representativo de los sectores más conservadores y del menemismo residual.  Cadena 3 tiene una línea editorial bien de derecha, personajes como Pablo Rossi y Mario pereyra son los amplificadores de esa línea de pensamiento entre neoliberal y procesista. Cadena 3 de ser una radio fundida fue adquirida mediante la participación de la ex diputada Leonor Alarcia, numen cordobesa de Menem junto a 2 locutores sanjuaninos que pasaron a ser empresarios de la noche a la mañana; Pereyra y Rony Vargas, este algo más atemperado. Los negocios del medio le redituaron varios diputados nacionales en distintas alianzas con el pejotismo y con el radicalismo. Blanca Rossi, la diputada nacional record en ausencias, es un ejemplo de esa alianza que a la vez funciona como parte del dispositivo del blindaje mediático a la gestión delasotista.
El fracaso de la disertación de Massot fue un duro golpe para los organizadores. El repudio a Massot, otrora un intocable, parece ser la punta del ovillo que va asomando en el entramado de complicidades civiles durante la dictadura.

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