Diego Mestre es un diputado
nacional por la UCR cordobesa, hermano menor de Ramón y ambos hijos del nefasto
Ramón Mestre. Llegó a la banca portando apellido, algo que los radicales
cordobeses lo hacen habitualmente y sin pruritos, como sacar a un vago de la
casa y meterlo en una lista de diputados. Iba Nro. 3 en la sábana encabezada
por Oscar Aguad, el hombre de los 60 millones de pesos/dólares provenientes del
formidable desfalco realizado a la municipalidad de Corrientes, durante su paso
como interventor comunal, delegado por el interventor federal, Ramón Mestre. La
banca de Mestre fue discutida hasta último momento, el coeficiente D´ont , le
permitió por milésimo porcentual dejar afuera a la candidata del FIT, Liliana
Olivera. La izquierda troskista llevó adelante las impugnaciones a lo que consideraron
un robo y hasta ahora persisten en el
reclamo por lo que entienden un conteo fraudulento y que incluyó el desembarco
de los popes; “ pollo” Sobrero, Del
Caño, Pitrola y otros especímenes del
troskismo por la docta.
La cuestión es que el cuestionado
Mestre también opina a favor del juicio político al vicepresidente, Amado
Boudou. Una demostración desopilante de desparpajo, caradurez y cinismo del
portador de apellido por Infobae, la cloaca residual de los cubanos de Miami.
Nada menos que Diego Mestre, que es fruto del acuerdo que le pemitió a Oscar
Aguad proveerse de fueros in-eternum
para eludir a la justicia y contar con la prescripción de la causa que lo tuvo
en la mira durante años y que pudo zafar merced al continuismo de fueros y a
las complicidades propias y de la corporación judicial que hace que el robo a
Corrientes quede impune. Aguad medía mal, incluso entre el voto radical
tradicional, pero junto a Ramón Mestre forzaron el pacto para proteger al mayor
expuesto de la defraudación y que seguramente repartió para varios radicales
interventores en Corrientes, pero no hubo ni investigación de rutas de dinero
en las cuentas bancarias del entorno mestrista que comandó el golpe.
Ramón Mestre, el intendente
actual de Córdoba, viene de cambiar a todo su gobierno por hechos de corrupción, que atravesaron contratos con empresas de
limpieza propias de inmediatos colaboradores, plastificados de carnets y
trámites municipales, tráfico de influencia, negociados, contrato sospechosos
con la empresa de transporte ERSA, (Oh, correntina) y con la de higiene urbana,
Lusa (Oh, correntina), entre otros desastres y rozado por otros escándalos como
el vice intendente, Marcelo Cossar y sus vínculos con un capo – narco y la
bomba de tiempo que está en el propio despacho del intendente: la causa CBI, el
caso de la financiera quebrada recientemente en medio de fenomenales estafas y
que manejaba la recaudación de los boletos de transporte urbano a través de un
convenio suscripto por el propio intendente; que según la carta póstuma del
fallecido directivo de la financiera, Jorge Suau, el mismísimo secretario
privado del intendente, Juan Pablo Ostanelli se encargaba de retirar religiosamente 400 mil
pesos mensuales de coima.
Con la impunidad que le aseguran
ciertos medios, estos personajes pueden presentarse en nombre de una ética que
desconocen y que nunca tuvieron y sueltos de cuerpo, como el diputado que viene
de un espacio vinculado directamente con hechos graves de corrupción, Diego
Mestre.
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