sábado, 21 de junio de 2014

LAS CHICAS MAGNETTO


Todas ellas son demasiado  previsibles. Siempre prestas para acudir al llamado del caralisa que les provee el marketing de la sobrevivencia porque fuera de los set no existen. Patricia Bullrrich, la proveniente de la JP del 83, con 30 años por entonces  y hoy sesentona que se subió a cuanto micro que encontró en el camino, sin  el menor escrúpulo y con el único talento que puede reconocérsele: el del oportunismo que la motoriza,  sin ideologías y  solo de cobro por cualquier ventanilla. Silvana Gíudice, sirvió como operadora del grupo Clarín en la presidencia de la Comisión de libertad de expresión de la Cámara de Diputados y como candidata a Jefa de Gobierno de la CABA en el 2011,  por los restos de la UCR y del Frente por la Gente,  alcanzó el misérrimo 2,0%. Desocupada, la Gíudice pasó por don Héctor que le ordenó a Macri conchabarla como funcionaria en cualquier lado por los servicios de mucamaje prestados. Laura Alonso, una porto-escéptica antiperonista, proveniente del radicalismo, currera profesional, integra el sistema que muchos porteños ávidos por hacer plata sin trabajar y crean capítulos de espacios financiados por organizaciones norteamericanas, Voces Vitales es el caso que comanda Alonso que recibe apoyo de la Fundación Paul Singer, titular del fondo buitre NML. Ninguna de estas organizaciones pasa del armado de conferencias millonarias por las que lavan cifras millonarias de dólares sin otro resultado a la vista que una puesta en escena y lobby de curros. Gabriela Michetti, poco que decir del gran enigma de la antipolítica argentina, cero ideología, 100% de oportunismo político, escasas definiciones, por no decir ninguna, una absoluta part-time, reconocida como vaga total por extraños y propios y que sube su condición de persona con discapacidad como el dato más sobresaliente de su insignificante trayecto político.

Son las chicas Magneto, atravesadas por el gen de una mediocridad espeluznante, siempre listas para acudir al llamado de su verdadero jefe y propiciar el escándalo ante las cámaras cómplices del Grupo, sin hacerle asco al ridículo sin fuese necesario con tal de agradar al verdadero sostén de sus pobres carreras políticas. Sin alma, ni sangre, ni ideologías son el producto de un sistema al que tributan descaradamente. Punto y aparte es María Elisa Carrió sobre quien está todo más que sobre entendido.

No hay comentarios:

Publicar un comentario