Evita
vive




Cuando
llegue el momento.
Cuando llegue... Cuando el fuego se apague en los sahumerios. Cuando traiga la muerte en sus pliegues el litúrgico rito del misterio... Cuando llegue el momento será tarde porque ya no estarás, estarás lejos... Ya tu vida habrá surcado el universo porque todo tu ser ha traspasado el límite formal del gran encuentro... Y no podrán, por ti, cavar prisiones, en las grietas heladas del subsuelo, ni tallar monumentos de granito con sus puertas de bronces y silencios... ¡No se puede enterrar lo que no ha muerto! Tu no puedes morir porque galopas el ligero unicornio de mis versos... Tu no puedes morir, porque tu nombre va en mi canto rodando por los pueblos, va tu nombre grabado en cada piedra que rueda en las laderas de los tiempos... ¡Y en el trigal, las rojas amapolas gritarán en colores tu recuerdo! Y no temas por estar yacente... |
También
yacen los barcos en los puertos pero al simple soltar de sus amarras retoman su camino aventurero... Tu tumba estará en todos los caminos, en lo raudo del pájaro en su vuelo... En la lluvia que cae sobre los bosques y en los bosques que crecen desde el suelo y en la cumbre plural, donde conviven los volcanes con águilas en celo... En el amor de todos los momentos, en la nota ancestral de los sonidos y en la magia sutil de la carrera del felino cazando su alimento... No. Tu no vivirás, alma cautiva, entre lineales cipreses penitentes. Tu belleza es un canto hacia la vida y la vida no encaja en lo silente. ¡Serás la admiración de cada hombre... y el orgullo de todas las mujeres! Cuando llegue el momento. Cuando llegue... Será un clamor el grito de las gentes. ¡Hoy pasó por aquí la más hermosa! La que tiene mirada de saeta... La que nace y renace cada día... La que vive volando en la poesía... ¡Porque le dieron alas, los poetas! Francisco Pestarino |
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