miércoles, 29 de mayo de 2013

JORGE ALTAMIRA VENDE HUMO SOBRE EL CORDOBAZO

Jorge Altamira, el candidato eterno y testimonial de la izquierda típica portuaria argentina, esa que aparece siempre aliada al capitalismo patronal, quiere vender humo sobre su participación en el Cordobazo y tiene como interlocutores al variopinto paisaje de comunicadores porteños, ignorantes por cierto de cuanto significó el hecho histórico que se vivió hace 44 en las calles de Córdoba.
El Movimiento tuvo líderes: Agustín Tosco, de Luz y Fuerza, Atilio López de la UTA y Elpidio Torres del SMATA. Ese vértice contó con la participación de un importante número de organizaciones gremiales que sumaron a la rebelión popular, por citar al Sindicato de aguas Gaseosas, SUTIAGA, donde los dirigentes gremiales se reunieron la noche previa  para coordinar la movida junto a los estudiantes que ya habían decidido participar de las acciones coordinadas.
Hubo un par de desencadenantes que actuaron de factor aglutinante de los hechos: La quita del sábado inglés por parte de la intervención militar de Córdoba a los trabajadores, el cierre del comedor universitario, los coletazos del Rosariazo ocurrido el 21 de Mayo de 1969 y que tuvo como consecuencia la muerte de un estudiante, otro hecho político de relevancia fue la detención de Córdoba de Raimundo Ongaro que hizo que las 2 centrales obreras decretaran un paro general de 24 horas y que el Movimiento Obrero de Córdoba a través de sus 2 centrales convirtió en un paro de 36 horas.
Durante la marcha del SMATA, desde la Planta Santa Isabel hacia el centro se produjeron varios encontronazos con la policía, ocurriendo el hecho que encendió la hoguera: La muerte del obrero Máximo Mena de 27 años, en la esquina de Arturo M. Bas y Boulevard San Juan. La noticia corrió como reguero de pólvora mediante los correos que se movilizaban en motocicletas y enardecieron los ánimos de la protesta. La ocupación del Barrio Clínicas por los estudiantes y las calles copadas por los obreros doblegaron a la policía provincial al medio día de ese 29 de Mayo. Los vecinos que se sumaron con sus muebles para encender en las esquinas y la participación activa en la proyesta hicieron el resto.

A las 18 horas el III Cuerpo de Ejército hizo su entrada a la ciudad tomada. Pero eso ya es otra historia. Lo sustancial había ocurrido. La dictadura se encontró ante un hecho impensado y comenzó a correr las ajugas del reloj en cuenta regresiva. La Revolución Argentina de Onganía había sido herida mortalmente. Había banderas de Perón en esa gesta. También del Che. Los aires sofocantes de la dictadura comenzaron a desvanecerse y una etapa nueva nacía al calor de las masas. Altamira no estuvo y no puede contársela. Es un porteño boludo abanicado por un par de comunicadores ignorantes, solo eso. 

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