Doblaron las campanas en Londres y el propio Winston Churchill celebró alborozado la caída de Perón en la Cámara de los Comunes.  No era para menos, el imperio británico de la posguerra veía alejarse de su influencia en la India y en Irán se había puesto fin a los intereses británicos en el petróleo; el caso argentino representaba, a partir del Gobierno de Perón el fin del abastecimiento de carnes y granos, tal el modelo agroexportador que Perón desmontó para construir un nuevo paradigma fuera de cualquier tutelaje y absolutamente contrapuesto al régimen sostenido por Gran Bretaña. Una Nueva Argentina de profunda mirada hacia adentro y de revalorización de las propias capacidades, el inicio del proceso de sustitución de importaciones y la generación de una nueva conciencia grafican en trazo grueso el diseño de la Argentina de Perón y cuya caída Churchill festejó como una victoria propia.
La "Fusiladora" fue un retroceso en todos los órdenes y significó la instalación del revanchismo como método de silenciamiento y persecución del Peronismo. La desaparición del Peronismo a cualquier precio formó parte de las elucubraciones de los psicópatas que asaltaron el poder en 1955, con complicidades propias y con la cobertura de todo el dispositivo del poder concentrado.
Ya en el exilio el General Perón le escribía a Scalabrini Ortíz: "Usted es uno de los intelectuales  argentinos que siempre vio claramente el enemigo real".  
    Y en su  trabajo sobre los episodios de 1955 decía: "Quizá un error de  nuestra parte fue no haber considerado siempre a nuestro gobierno como una etapa  de la lucha secular contra Inglaterra que se inicia con las invasiones inglesas".
Podía ver en perspectiva y evaluar los  hechos históricos desde la distancia oprobiosa a la que lo sometió el régimen. 
Fecha fatídica si las hay;  el 16 de Setiembre lleva impregnado un olor a derrota y muerte. La derrota del pueblo y el comienzo de una espiral de violencia  que asolará por décadas la Argentina. Como deberían reaccionar, sino los dirigentes obreros convocados por el interventor militar de la "fusiladora" de la CGT, Patrón Laplacette que les escupió a los gritos: " Señores;  la Revolución Libertadora se hizo para que el hijo del barrendero muera siendo barrendero". Las ofensas a una forma de pensar y discutir el país desde otra idea era silenciada hasta con la muerte. Los agravios a los símbolos y la destrucción de miles de obras. Las cesantías, el destierro, el 4161, no iban a encontrar una reacción? 
En otro tiempo, pero la Noche de los Lápices no tiene vínculo con el germen de la "fusiladora", acaso ? Los asesinos que 21 años después irían sobre otra generación estaban formados en la misma lógica solo que esta vez habían creado el terrorismo de estado. La ordalía de sangre fue institucionalizada, financiada, editorializada y bendecida por los mismos poderes fácticos del 55. Mucho más sanguinarios si se quiere, los arrebatadores de las vidas de un grupo de adolescentes se confiaron en la impunidad histórica que cubrió a los fusiladores. Lo que cambió en todo caso y para siempre es un antes y un después del 24 de Marzo de 1976 y a los propios asaltantes del poder constitucional el mote de salvadores de la patria por el de brazo armado de la oligarquía. La derrota política y militar de la dictadura incluyó la caída de ese modelo y el fin de la impunidad.
Igualmente ninguna lección será bien aprendida si no va acompañada del homenaje a los Lápices que seguirán escribiendo por siempre con una conciencia sobre el Nunca Más.
 

 
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