domingo, 12 de junio de 2011

DESPEDIDA DE PERÓN


Algo debe haber presentido esa tarde fría del 12 de Junio cuando nos regaló la frase más lograda que un conductor puede dejarle a los suyos al momento de despedirse; se llevaba con él la música más maravillosa, la palabra del pueblo argentino. Se llevaba lo mejor que había cultivado en 30 años de protagonismo politico y dejaba una vida entregada por entero a la causa de un país realizado con justicia social, dejaba sembrada una idea de mayor equidad social en el territorio fecundo de millones de mujeres y hombres que lo habían hecho su líder en la batalla por la igualdad. Había vuelto hacía pocos meses, regresó del exilio de la mano de todas las luchas que hicieron posible el retorno, de las individuales y las colectivas, de las violentas y de las no violentas que resistieron la opresión dictada para prohibir su nombre, condenarlo a la muerte en vida y desarmar el Estado de Bienestar construido en su gobierno. Las condiciones en las que le tocó gobernar por tercera vez, por voluntad del pueblo, como siempre, era muy distintas. Existía un contexto regional en el que solo subsistía la democracia argentina rodeada de dictaduras y el mundo se acercaba a la definición crucial del final del conflicto Este-Oeste. La Argentina había depositado en él, con 78 años y con una salud quebrantada, la última esperanza de retomar el camino hacia un destino mejor, en democracia y en paz. La única salida pacífica al desencuentro creado por las sucesivas dictaduras tras 18 años y sus gobiernos títeres.
Entendía que era un momento de consensos, que los antagonismos debían ceder para hacer viable una posibilidad en medio de la encerrona que avizoraba para hacer fracasar de manera violenta la experiencia de un gobierno popular y terminar de alinear el patio trasero a las imposiciones de Washington.
La propuesta del Pacto Social era amenazada por los mismos sectores privilegiados por las dictaduras y Perón había alertado por la mañana sobre esos intentos. La movilización que acudió en su respaldo por la tarde dejó en su lugar las cosas.
Fue su último discurso, en el mismo balcón y frente a la misma Plaza.

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