domingo, 29 de mayo de 2011

LA SARLO EN 678


Bajó la espuma y la pasada de Beatriz Sarlo por 678 dejó de hacer olas. Ni muy muy ni tan tan. La intelectual opositora, devenida en pertinaz interpeladora del kirchnerismo no solo desde sus apuntes, libros, ensayos y columnas, radiales y escritas sino también subida a los actos que parece disfrutar y que la han llevado a aproximarse al fenómeno político en su propia liturgia, tan distinta a las previsibles y aburridas puestas en escenas frepasistas. La tensión entre la admiración y el odio resulta siempre una ecuación díficil de sintetizar, para Sarlo y para cualquier ser humano por más escuelas del racionalismo en las que haya abrevado.
No descubre nada nuevo la Sarlo. Se acerca a un programa que ha venido a canalizar expresiones silenciadas por el elenco estable de la flor y nata del autodenominado periodismo indepediente. Las otroras vacas sagradas interpeladas y cuestionadas por un sector importante de la población, el 30% dice Sarlo, apoyada en conclusiones empíricas de su iluminismo, opina de política y al resto la vida le pasa por enfrente. De ese microclima, igualmente importante, el cuestionamiento al "periodismo independiente", conformado por señores y señoras multimillonarios por el ejercicio de su profesión que se dan el lujo de vivir un plácido exilio en Chicago. Señores ricos y señoras ricas que defienden sus intereses de clase y hace tiempo claudicaron unilateralmente el pacto de verimilitud, le trasmitieron a la generacion siguiente los secretos de como mantener el entramado de complicidades y parapetarse como agentes de superficie del poder oculto pero poder verdadero que puede brindar ingresos y sobres para sostener niveles de vida que no resistirían ninguna declaración jurada. Como actuar sobre las vulnerabilidades del sistema y convertirse en condicionantes del poder legítimo es la fórmula que los atrapa en la telaraña del ADN de la que no pueden salir y hacen trizas sus propias éticas. Algunos son directamente inescrupulosos y también parte de la gran mentira argentina, otros pobres burros arreados por la zanahoria. Hay que reconocerle a la Sarlo su valentia expresada como un susurro: "hay que hacer el ADN". Lo dijo en territorio enemigo.
Objetivamente, hay que reconocer también que viene una generación que no ha comprado el guión y se mantiene en el delicado equilibrio de auscultar la verdad y cortar con el mensaje salido de la usina para ser emitido sin la menor interferencia.
678 asume el rol de periodismo militante para horror del periodismo militante de la otra orilla. Caídos el disfraces, desnudos son Grondona. El viejo golpista por el que no braman las paredes ni los grafitis, ni pancartas ni remeras. Ni tampoco las convocatorias en las plazas. Lo simbólico ha exedido claramente las fronteras del mediatismo para corporizarse y ser militado. Cosa rara que se ha desplegado y mueve necesariamente a pensar un poco.



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