sábado, 18 de abril de 2015

EL NINGUNEO

La Triple Alianza, así llama La Voz del Interior – el subsi-diario del Grupo Clarín en Córdoba, al acuerdo entre radicales, PRO y juecismo que pretende disputar la gobernación en la provincia, en las elecciones del 5 de Julio.
Nadie apuesta a un buen final del experimento que tuvo al otrora emergente de la antipolítica del 2001 como principal estandarte; Luis Juez. Elegido por el 65% para la intendencia de Córdoba en 2003 y convertido en el instrumento de cambio de la ciudadanía se trata del caso más curioso de dilapidación del capital político acumulado, sus candidatos en las últimas legislativas de 2013 sacaron el mísero 3%.  El hoy senador nacional, que hace tiempo arrió las banderas que alguna vez levantó con ímpetu en Córdoba, viene de sufrir el peor ninguneo imaginable. Nada menos que Mauricio Macri  le bajó el precio y le dio el premio consuelo de buscar su re-elección, ungiendo a su preferido el desgastado Oscar Aguad, un exponente del radicalismo conservador y oligarca de Córdoba, el hombre salvado por la Corte Suprema de Justicia por prescripción del robo de $60 millones de dólares de las arcas correntinas, durante su paso como interventor municipal.
Cuál Perón en miniatura, Macri citó a sus socios cordobeses al coqueto nuevo edificio del Gobierno de la Ciudad y viendo el partido del PSG y el Barcelona en el gigantesco plasma del despacho, despachó a Juez encuestas en mano y liquidó las aspiraciones de su socio menor. Juez iba con las suyas y blandiendo su condición de primer oferente a la candidatura de Macri en Córdoba pero no alcanzó y pudieron más las afinidades con Aguad que el molesto e imprevisible senador, que cual Patricia Bullrrich paseó por todos los partidos de izquierda a derecha sin escalas.
Ramón Mestre, el peor intendente de los últimos 32 años, volvió con el consuelo de buscar su improbable reelección, tomó cicuta pero al menos logró neutralizar la candidatura de Juez.
Viene ahora la parte en que puede estallar la Triple Alianza; el reparto de las candidaturas en las listas legislativas. Estiman entre 16 a 18 bancas que deberían repartirse entre la UCR y a su vez entre mestristas y aguadistas, más algún dinosaurio angelocista, el PRO que tiene la franquicia y la llave que suma y el juecismo. El bloque juecista actual tiene 11 legisladores y nada hace suponer que conservaría al menos esa cantidad. Por lo pronto los intendentes radicales salieron en masa a despegar las elecciones locales de las provinciales; ellos pretendían a Mestre como candidato y le restan chances al binomio Aguad – Baldassi.
El escenario está servido. Unión por Córdoba se refriega las manos, nada pudo haber salido mejor. Un candidato poco taquillero como Aguad arranca con una Alianza maltrecha y sin seguridades de buen final por cuanto puede implosionar antes de tiempo es pan comido.
Pero asoma un panorama desconocido, las chances de Eduardo Accastello, el intendente de Villa María que corre con el frente Córdoba Podemos que incluye al FPV y que aguarda ser tributario del descontento de un gran sector de la ciudadanía cordobesa harta del bipartidismo asfixiante. Si logra articular la propuesta de cambio junto a la renovación peronista puede ser la manifestación de un cambio de época que se olfatea en las calles y los barrios. La clave está en seducir al electorado de la Gran Ciudad que concentra el 45% y expandir al Gran Córdoba que siempre vota en sintonía.
Las listas de Unión por Córdoba han dejado el descontento en la militancia que una vez más ha visto como la nomenclatura que envejece sigue detentando los lugares de privilegio; obturado el debate y las elecciones internas el acuerdo entre De la Sota y Schiaretti es la película repetida de los 16 años de gobierno; así las cosas la válvula de escape puede ser otro peronista como recambio y pase de facturas, ahí las chances de Accastello, reconocido como un peronista histórico, crecen frente a una estructura que sigue actuando como un bunker inexpugnable a cualquier intento de debate interno.
Schiaretti llegó a la candidatura exhausto, debió dejar en el camino las aspiraciones de su esposa, Alejandra Vigo que pretendía ser candidata a legisladora uninominal por el departamento Capital y ceder al delasotismo los 8 primeros lugares de 12 en la listas de legisladores provinciales y a la vez dejar que el delasotismo coloque a la mayoría de los candidatos uninominales en los 26 departamentos. Con poco oxígeno y haciendo malabares para sostener la candidatura del postulante a la vicegobernación Martín Llaryora , Schiaretti llega a la cuenta regresiva de final abierto.



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