jueves, 12 de junio de 2014

LA NUEVA ARGENTINA, SEGÚN MAGNETO



Héctor Magneto vive una costosa vida artificial, lejos de  poner objetivos trascendentales en su sobrevida utiliza el precioso tiempo para consolidar el inmenso material que acumuló como poder entre las sombras de la Argentina que extraña y a la que quiere volver empecinadamente.
La dictadura le proveyó Papel Prensa y de ahí en más como un pac-man insaciable avanzó en la construcción de un imperio con forma de pulpo que se extendió por cuanta rendija el Estado bobo le permitió entrar. Un estado paralelo cobijado por el paraguas del Clarín como nave insignia y que creció en influencias en los poderes legítimos para provecho de sus propios intereses.
Pudo hacer que adopciones irregulares fueran avaladas por la justicia y colocar apellidos de personas muertas contra toda lógica con el fin de sostener las espaldas legales del entramado.
Ministros que saltaron por los aires, operaciones políticas a diestra y siniestra, golpes cambiarios, leyes a medida, deudas propias transferidas al Estado y muchos otros despliegues fueron obra de un permanente acoso al sistema en función de los intereses y negociados del Grupo.
Estrechó la mano del gobernador de Buenos Aires y le soltó : “es la nueva Argentina”, haciendo referencia a la convocatoria del Grupo en un nuevo lobby para incidir en las instancias que vienen. La Nueva Argentina es una frase identitaria del Primer Peronismo y en boca de Magneto suena una malversación dialéctica. Pero deja traslucir la obsesión por retomar el control  que supo asir años ha. Las subrepticias cenas en Olivos, sus mensajes en clave, el poder mafioso desarrollado hasta tener el control absoluto de la comunicación y sus medios más rentables, el ahogo de miles de cables al amparo del poder que le garantizó una impunidad absoluta a cambio de otros favores y de otros silencios.
Añora esa Argentina. Desesperadamente la extraña. El poder en las sombras, como hombre oscuro y sin escrúpulos, la añoranza que le permite vivir conectado y ganarle un día a la parca sin más preocupaciones que la fortuna amasada entre amasijos y  que tanto lo desvela.
El hombre más impune de la Argentina extraña aquellos días y sueña con volver a vivir en ese escenario de intocable monopolio, inasible para el hombre común y fuera del alcance de los magistrados que no le animan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario