viernes, 16 de agosto de 2013

CHICHE DUHALDE O EL RESENTIMIENTO AL PALO

Siempre fue una retrógrada, un  personaje de bajo coeficiente mental  que en todo su derrotero llegó como esposa de.  Nada más.  Así mismo y todo su paso por lugares públicos han sido de una mediocridad absoluta. Un fetiche de la vieja política, un remedo de asitencialismo limonesril, el ejército de manzaneras que creó no fue más que una estructura pre-Evitista.
Sus intervenciones en el Senado han sido lastimosas. Prejuiciosa, con el rosario envuelto en las manos y apostrofando a cuanta persona saliera del target que alcanza a comprender su pequeño cerebro. Proyecta. Siempre lo hace y ahí es donde demuestra la baja estatura dirigencial que pudo ostentar merced a su matrimonio, bien “constituido” por cierto.
Puede conocer algo de las peripecias del Conurbano pero nada más allá y su pensamiento cabe en conversaciones de pequeñas burguesas que no tienen más compromiso que las tareas hogareñas y con empleadas domésticas a su servicio,  siendo una millonaria.
Hubo un tiempo en que se creó en un movimiento que llamó Evitismo en la Provincia de Buenos Aires. Oportunismo puro y barato.
Evita se animó a ir más allá de los cánones establecidos, en el discurso y la acción impuso una agenda de vanguardia. Eva fue una mujer de avanzada que reivindica al género. Puso en práctica una maquinaria asistencial monumental porque la urgencia demandaba reparar daños y sanar heridas pero al mismo tiempo habló en clave revolucionaria e impulsó una acción política que reemplazó de cuajo estructuras anquilosadas y obsoletas. Eva aportó al nuevo pensamiento de su época, abrió las puertas de par en par para la llegada de la mujer  a la política y lo hizo convencida de que allí donde solo había frialdad y cálculo había que poner pasión. Intentó ser la primera en llegar a la más alta posibilidad que una mujer pudiera aspirar en ese momento y con ese gesto impresionante perforó los techos que pudiera asignarle el machismo a la mujer.
Pasaron más de 60 años. Sucedieron muchas cosas  en la Argentina por pronunciar su nombre y levantar sus banderas y pensamiento para que una insignificante haga andar su lengua más rápido que el cerebro.
Chiche Duhalde ofende a la mujer, a la militancia, al Peronismo del que se sirvió reiteradamente.
Es cierto que de un burro, una burra es el caso, no puede esperarse más que una patada.



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