sábado, 27 de octubre de 2012

NÉSTOR KIRCHNER; INCORREGIBLE SI LOS HAY.

La dimensión humana y la dimensión del estadista van de la mano con Néstor, la coherencia debe ser el mayor atributo que hay que reconocer en él, sin dudas. El de la clase de tipos, excepcionales  que son capaces de dejar huellas profundas en su andar. No se merece el lugar común, porque no lo fue él en su transitar.  De casi el fin del mundo, de la región del viento helado, que también moldea temples para capear adversidades, se vino como un huracán sediento de la historia y cuando la tuvo en la punta de los dedos, entre dejarla correr como arena entre los dedos y asirla,  supo navegar sobre su océano interminable para dejar clavada su propia impronta y marcar, claramente, el comienzo de una nueva época, que seguramente no creó pero que sí supo interpretar como ninguno de sus contemporáneos y darle el impulso para que signifique un antes y un después de su llegada a la Presidencia.
Y también, más allá del Estadista se extraña al hombre. Al que supo derramar gestos sinceros, al supo poner se en el lugar del más desventurado y desarmar esa idea hecha mármol de que no se puede hacer más que consensuar con el poder corporativo de toda especie cualquier decisión que gravite en la vida argentina. No lo hizo y se ganó el lugar en la historia, no los reverenció ni les pidió permiso, hizo respetar la investidura y terminó con el ciclo de la degradación del poder democráticamente constituido. Construyó una presidencia fuerte, un liderazgo con sustrato popular e hizo rememorar aquellos días en  los que un timonel conducía el rumbo hacia el horizonte. Imprevisible, para los señores acostumbrados a la previsibilidad, los mismos que lo combatieron con todo el odio posible pero que tuvieron que lidiartambién con la insoportable tensión de admirarle el coraje y la voluntad pasional puesta al servicio del cambio demandado por una sociedad pulverizada en sus esperanzas. Gobernó frente al  infierno del 80% de pobres e indigentes. Allí emergió la destreza para instalar un estilo de resolución que debía ser urgente e inmediato para reparar y corregir lo que más se pudiera del enorme daño causado por 30 años de neo liberalismo extremo. Demostró coraje, valor y empuje para hacerle frente al desafío de gobernar en medio de las llamas con el 22% de los votos. Buceó en la profundidad de la herida lacerante del tejido social y comenzó a destejer la trama de complicidades de la gran tragedia argentina para poner justicia después de tanta infamia y sanar, en parte, la herida causada por los ejecutores del terrorismo de estado y sus mandantes, el poder real de la Argentina.
El mismo fuego que consumió a Evita, la misma cantidad de años en que brillaron intensamente, los mismos enemigos, el mismo pueblo que los amó, la misma pasión para encender hogueras y la misma e inquebrantable terquedad para ir contra viento y marea tras el ideal  perseguido en sus sueños de mayor justicia, más equidad y más igualdad.
Con respeto y todo el cariño, compañero.


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