martes, 10 de enero de 2012

BEATRIZ SARLO Y SU FARSA DE VERANO

Un texto menor y contradictorio, con trazo "sarlista" alumbró con pretensiones grailocuentes de referenciar el pensamiento crítico. Nunca quedaron del todo claro las intenciones de la escriba de La Nación, barnizada por un tenue y laberíntico posicionamiento de izquierda. El grupo comandado por Beatriz Sarlo fue un experimento fallido, una opereta grosera que quedó al descubierto y ella recibió de lleno el impacto del desaire público de algunos  firmantes distraídos de su texto menor  que la trataron de oportunista, errática y de vocera de los medios cómplices del genocidio entre otras sutiliezas all momento de abandonar el barco que, paradojicamente tenía veleidades de faro.
Derrape atroz de la Sarlo en el comienzo de año. Penosa incursión de la pequeña burguesa que se autoproclama "independiente" aunque llena sus bolsillos con el estipendio que cobra por sus servicios como columnista de diarios y radios opositores. Ella tiene una cuota de audacia, no hay que negarlo, un caradurismo nato porque hay que ser caradura para pretender,  con un miserable libelo,  copar una parada que le queda demasiado grande. La demonizadora demonizada podría ser el título de esta saga que la tiene como piedra del escándalo, en realidad un escandalete menor reservado para el círculo del oráculo bienpensante en el que se desarrolla  la vida de la inefable Beatriz Sarlo.
La vejez no la ha hecho más sabia ni tampoco más interesante.  Cualquiera podría pensar que el año nuevo nos presentaría a una Sarlo recargada y sin embargo, se nos  apareció rudimentaria y chata.
Otra que se va? Una más que tira la toalla? Una nueva abandónica ? 
Despreciada, como un trapo con piojos, no tiene lugar ni aquí ni allá y encima cada vez que la cachetean le tiran por la cabeza comportamientos y acitudes de mala persona; ya ni siquiera entra en cuestión el módico aporte que es capaz de llevar al molino que destila odios.



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