El día en que volvió estaba lluvioso. Respiró el aire húmedo que extrañaba tanto y sintió como si este suelo y ese cielo le pertenecieran. Bajó seguro de sí y de ese Pueblo que ansiaba estrecharlo entre sus brazos e hizo el gesto de levantar los suyos como en las viejas épocas. Antes le había contestado a un comodoro irrespetuoso que le inquirió si pensaba bajar del avión que " para eso hemos venido" y también le hizo comer las palabras a un general que lo había desafiado a volver si le daba el cuero.
Había vuelto porque el Pueblo llevó adelante una resistencia heroica en todos los frentes posibles durante 17 años, desde el mismo día en que las fuerzas de la oligarquía aliadas con el imperialismo lo derrocaron. Por pronunciar su nombre prohibido miles habían sido perseguidos, encarcelados, humillados, maltratados, cesanteados y millones fueron privados de sus derechos de elegir libremente porque su nombre y el del Movimiento fueron proscriptos. Sus enemigos parieron una democracia incompleta, quisieron fraguar la historia y condenarlo al exilio y al olvido. Pudieron más los gritos y las paredes, el "Perón Vuelve" y la lucha por "El Retorno definitivo de Perón a la Patria y al Poder" que las bayonetas, los gobiernos títeres y las dictaduras. Pudo más el estoicismo de una larga lucha que el relato recortado de la historia oficial y pudo , mucho más, el amor que el odio de la revancha. Pudo volver porque la Resistencia no bajó los brazos, porque miles se juraron que no iba a morir en el destierro y porque la lucha había pasado a un grado superior.
El 17 de Noviembre de 1972 se cerró un ciclo histórico y se aceleró una etapa movilización popular hacia la conquista del poder por las mayorías en la Argentina. Perón había vuelto.
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