Doña Mercedes es radical de cuna, sin embargo en el mes de Marzo cuando visitamos a los vecinos de la seccional para participar de las internas del PJ, nos atendió y nos dijo que quería borrar su afiliación al radicalismo porque su voto iba a ser para Cristina. Lo decía convencida, trasmitía fervor en sus palabras y a nosotros militantes del proyecto Nacional y Popular nos sirvió de muestra de hasta donde había calado la profundidad del modelo, hasta donde llegaba la acción de una nueva política hacia los adultos mayores. Hasta que punto, ellos y ellas, los abuelos y las abuelas, habían comprendido que estaban contenidos en la mirada del Estado, este Estado y no aquel que los mandó a los comedores comunitarios, el que los arrojó a la indigencia, ese que los humilló y les saqueó la dignidad y los bolsillos. Hacemos memoria y recordamos la cantidad de viejos que encontramos por los barrios y que nos cuentan que van con su tarjeta al cajero automático todos los meses; ellos y ellas que habían sido arrojados al descuido y el destrato. Los excluidos del sistema, esos viejos a los que daba vergüenza mirarlos a los ojos para pedirles un voto.
Volvimos a verla esta tarde con el voto del Frente para la Victoria. Pasaron 5 meses desde esa tarde calurosa de Córdoba que nos encontramos con Mercedes. Nos estaba como esperando. No solo fidelizó las convicciones de esos días sino que vimos en esa mujer a una militante de Cristina. Nos dijo con esa sabiduría de los grandes que los otros no existían a la par de Cristina.
Mañana la historia continúa.
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