martes, 26 de julio de 2011

EVITA


No me convence la idea de una Evita totalizadora, la de un símbolo que excede marcos y se proyecta hacia el infinito, es la idea de que cualquiera puede apropiarse de ella y en realidad el mensaje de Eva va siempre en un solo sentido, no hay lugar a interpretaciones distintas. Eva,a  su paso, no deja dudas hacia donde se dirige, cual es su pensamiento y cual es su lugar en la historia. Las banderas que levantó y los valores que predicó tienen la sustancia del Pueblo, del que provino y al que reivindicó en su acción reparadora de justicia. No hay más Evas que Evita, sectaria y fanática como se definió  resignificando el verbo. No hay en esa mujer joven, de apenas 26 años, que se larga con todas sus energías a la militancia para derribar estructuras injustas y cambiarlas por otras más justas,  más que coherencia entre el pensamiento y la acción, hay si una evolución desde el pensamiento a la acción. Se animó a hablar de igualdad en un país de desigualdades profundas y en esa lucha fue capaz de contagiar su propia pasión  a millones y encender  millones de conciencias a fuerza del vértigo que le imprimió a su propia acción. Al proyecto que abrazó y al que ayudó a construir , desde su puesto de lucha como  reinvindicaba su propio rol histórico, lo llenó de emoción humana y lo hizo trascendente con su propia vida puesta al servicio de la causa hasta su último aliento. Intransigente y dura, como mujer de Estado,  tuvo en claro siempre cada  uno de los intereses en juego y plena conciencia de la dimensión revolucionaria del momento que la tuvo como protagonista insoslayable, ahí su acierto principal, el que desvanece cualquier mirada de mostrarla despojada del fuego que  la consumía. 
Evita enfrentó a los sectores del privilegio. Les opuso la clase trabajadora organizada, la participación de la mujer en la política y su propia acción desde la Fundación. La correlación de fuerzas que supo articular muestra a una mujer inteligente que construye un espacio de poder con capacidad de movilización para enfrentar a los poderes fácticos  que operaban  en contra de las transformaciones promovidas por el Peronismo.
Evita murió muy joven, bajo el signo fatal de la edad de los elegidos, como Cristo y Alejandro, una vida corta y en compensación, intensa y fecunda. 
Su legado nos interpela sobre cuan capaces de reconocernos en el y ser consecuentes. 
"Siempre adelante fuego amanecido, siempre adelante antorcha destinada,
adelante bandera de victoria, adelante vanguardia de esta causa,
iluminando el recorrido de los que vamos tras tus pasos,
adelante compañera que va tras tuyo la patria descamisada"







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