
El 24 de Febrero debe ser recordado como una de esas fechas en las que se libró una batalla épica porque centralmente se trató de un cambio cultural profundo en la Argentina.
Con carbón y tiza el pueblo enfrentó al establishment completo que con sus intelligentzias y sus vacas sagradas y de las otras, con toda la dirigencia más plumuda de la época, con Norteamérico Ghioldi y el hermano, con los bigotes de Palacios y el rancio olor a naftalina de Tamborini, con las viejas cogotudas del Barrio Norte y las oligarcas de verdad capitaneadas por doña Victoria, con los diarios La Prensa y La Nación, con la socialista higiénica doctora Alicia y por si todo esto fuera poco hasta el rechoncho embajador Braden armaron el formidable engranaje llamado Unión Demcrática para combatir al coronel que llevaba el estandarte del pueblo humillado y proponía nada menos que una Nueva Argentina.
A bordo de La Descamisada recorriendo miles de kilómetros, estrechando tantas manos y encendiendo una esperanza nueva en cada rostro, el Hombre se cargó en sus espaldas la única posibilidad de clausurar el ciclo del país excluyente con su victoria. En esa patriada sostenida por miles de anónimos se jugó la suerte de un proyecto de sociedad y de país.
Con carbón y tiza el pueblo enfrentó al establishment completo que con sus intelligentzias y sus vacas sagradas y de las otras, con toda la dirigencia más plumuda de la época, con Norteamérico Ghioldi y el hermano, con los bigotes de Palacios y el rancio olor a naftalina de Tamborini, con las viejas cogotudas del Barrio Norte y las oligarcas de verdad capitaneadas por doña Victoria, con los diarios La Prensa y La Nación, con la socialista higiénica doctora Alicia y por si todo esto fuera poco hasta el rechoncho embajador Braden armaron el formidable engranaje llamado Unión Demcrática para combatir al coronel que llevaba el estandarte del pueblo humillado y proponía nada menos que una Nueva Argentina.
A bordo de La Descamisada recorriendo miles de kilómetros, estrechando tantas manos y encendiendo una esperanza nueva en cada rostro, el Hombre se cargó en sus espaldas la única posibilidad de clausurar el ciclo del país excluyente con su victoria. En esa patriada sostenida por miles de anónimos se jugó la suerte de un proyecto de sociedad y de país.
- El triunfo de Perón, el coronel del Pueblo, el 24 de Febrero de 1946, hace 65 años.
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