lunes, 1 de noviembre de 2010

LO QUE VIENE


Más que legado lo que va tomando fuerza es un mandato y eso que parecía un conglomerado etéreo se va corporizando vigorosamente. El mensaje que dejó una generación que fué a despedir al hombre que les enseñó a leer a Perón va mucho más allá de la presencia fuerte que mostraron las imágenes de esos días, que ya son históricos. Más que una despedida dolorosa esa presencia dejó un mensaje político: El proyecto está vivo y por si fuera poco revitalizado por miles de jovenes conmovidos en serio y claramente identificados con su itinerario.
Habló Cristina y se dirigió a ellos especialmente. Interpretó, como Jefa que es, ese mensaje.
El debate abierto en el peronismo va encaminado a resolverse por efectos de los hechos. Ante un liderazgo que se fortalece los sublevados comienzan a deponer las armas. Quedan fuera del redil los que hicieron antikichnerismo por el antikirchnerismo mismo, aquellos que pesonalizaron en Néstor sus propias frustraciones están fuera de juego, pero no solo en la etapa que viene sino que por propia inercia de la política se van al fondo de la historia, uno que otro podrá salvarse pero no así el conservadurismo no peronista que abrevó en la era menemista cuando el vale-todo se impuso como formato de una práctica que vació de ideología al Movimiento que nació con un signo revolucionario. Les queda hacer anti-moyanismo aunque deberán lidiar con su contracara a cuestas, Barrionuevo. Duhalde se va porque, también, la edad se lo lleva y con él arrastra al cúmulo de esa dirigencia obsoleta que no pudo hacer pié, es justo decirlo, con su prédica flamígera.
La agenda del retroceso podrá ser sostenida por el que parece por estas horas, de pasmosa debilidad de su espacio, el que se mantiene en condiciones de liderarla; Macri. Allí podrían enfilar, chamuscados, los alcanzados por el fuego de Néstor, el fuego conque Eduardo Galeano, nada menos, le rinde homenaje en su relato.


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