ES CRISTINA, ESTÁ CLARO

Cuesta sobreponerse, cuesta mucho. Las ideas y los afectos se entremezclan demasiado, es casi imposible separar. El golpe ha sido muy duro, pegó hondo, adentro. De repente el escenario menos imaginado se hizo presente.
No solo era el estratega sino el tipo que se metió adentro, el que después de tantos fracasos nos devolvió la posibilidad de creer, de darle centralidad a la política para ordenar el país saquedado hasta el infinito, deshacer la matríz construida por el poder económico y puesta a funcionar solo para resolver los problemas de ese sector. La Argentina que se cayó a pedazos en el 2001 parecía un oscuro presagio de desquicio total, más que un país se asimilaba a un enorme club de trueque donde habían sido arrojados millones para calmar el hambre.

De ahí arrancó. Es la verdad, el interregno de Duhalde solo fue un pacto de ordenamiento para devaluar y asistir al hambre sin más propuestas para adelante. No tenía ninguna intencionalidad política de arrasar con la decadencia.
El seguir no es más que profundizar. Construir alianzas nuevas que no desvirtúen el recorrido. No se trata de posiciones fundamentalistas sino de momentos fundantes.

Es posible. No hay dudas que emerge un liderazgo de amplio respaldo y que ese apoyo se irá consolidando. Va a mostrar una líder fortalecida políticamente y con capacidad de maniobra suficiente como para hacer cumplir el mandato. No hay Isabel para nada, esa comparación es no tener registro político. Es Cristina la otra mitad del Proyecto, un proyecto político y cultural que ha demostrado vitalidad y alcances imposibles de dimensionar pero un horizonte claro.