En un solo acto, Macri desnudó su impotencia y dejó sin ropas a un puñado de periodistas que conforman el elenco estable de los microfónos, los flashes, las redacciones y los set de TV al ponerlos claramente como opositores. Halago fácil de un personaje que apenas sabe articular un par de frases y perdedor nato en cualquier batalla dialéctica, que les regala a una corte complaciente, amarrada al pasado - unos por haber sido parte de aquellos bandos, como Morales Solá, Ruiz Guiñazú y Grondona, otros por haber calificado como progres cuando era fácil, como Lanata y Tenembaum y otros por menemistas declarados como Mario Pereyra de Cadena 3. El listado de Macri pone las cosas en su lugar. En su selecto club no caben las ideologías, para un solapero de Fukuyama solo existe el pensamiento de la derecha, derecha fascista, derecha liberal, izquierda derechosa, derechas al fin. Nostálgicos del "menemismo", de ese tiempo en que cuestionar las formas estaba bueno porque igual todo seguía en su justo lugar, unos por derecha y otros por izquierda, los integrantes del listado de Macri añoran esa época de comodidad estratificada donde la lente inquisidora se ponía solo en los bienes de los sindicalistas y políticos y convenientemente se corrían al momento de posarse sobre los de algunos editores, periodistas, comunicadores que también mejoraron espectacularmente sus niveles de vida. Hay políticos - empresarios, sindicalistas -empresarios y también, periodistas - empresarios; claro que de eso no se habla, esos patrimonios no conocen de declaraciones juradas públicas . El periodismo acaudalado, el selecto club de Macri, conformado como una suerte de nobleza forjada al calor de buenos auspiciantes, mira con recelo a los advenedizos que creen que hacer periodismo es contar no solamente una verdad.
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