Fué uno de los cuadros más lúcidos del Peronismo, de esos que tienen la capacidad de una visión estratégica por encima de la mirada corta. De esos tipos que pueden meterse en la profundidad y sacar conclusiones, avizorar el horizonte y formular una idea que no se trasmute con la utopía sino con la certeza de la praxis. La comprensión de la realidad y las posibilidades de modificar la relación de fuerzas hasta hacerlas favorables a la aplicación de un programa viable para las mayorías debe haber sido la meta del hombretón que con el intercambio de cartas con el líder exiliado le puso su impronta a la discusión de fondo sobre el peronismo de la resistencia.
El único heredero reconocido, no pudo sacarse nunca el mote de maldito que le puso una clase que debe haberse sentido traicionada , y tampoco puede ser obviado en la formación ideológica de miles que abrevaron en ese pensamiento que le dió síntesis a una de lasprincipales contradicciones argentinas: Somos el hecho maldito del país burgués. Nada menos.
Supo de todo menos de defecciones y aún en el momento final se mantuvo fiel a las convicciones que construyó en su vida y lamentaba ese fin que lo alejaba de una muerte heroica.
El Gordo Cooke, mejor que ese John Willian, es alguien vigente en esta historia. alguien a quien leer cuando hace falta iluminar una idea.
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