Los dos balazos que sacudieron la noche del barrio Residencial Velèz Sarsfield la noche del 6 de setiembre de 1991 no solo acabaron con la vida de un hombre justo sino que comenzaron a agrietar el poder monolítico vigente entonces en Córdoba. Regino Maders, ex senador provincial del radicalismo, volvía después del acto de cierre de campaña que tuvo a Eduardo Angeloz como figura central camino a su re-reelección, cuando encontró la muerte agazapada en las sombras. Con la llave de la entrada a su casa en sus manos quedó tendido en la galería, mientras sus hijos varones de 11 y 14 años, César y Javier,  dormían y Susana, su esposa lo aguardaba. Los sicarios huyeron amparados por las sombras tejidas por la impunidad de un poder corrupto que comenzó a revelar un rostro aún más inquietante; también era capaz de asesinar.
Fue " un asunto de polleras" bramó el entonces vicegobernador Mario Negri a la entrada del Hospital Privado en la madrugada, donde yacía el cuerpo de Maders.
Una familia numerosa, Regino era el menor de 8 hermanos cerró filas y salió a decir sus verdades. Corrió el telón de la historia oficial y mostró un crimen político. La Córdoba de Angeloz perdió su inocencia.
El entramado de poder con fuertes lazos en el Poder Judicial, en la Iglesia  de Primatesta, en los medios de comunicación y en los vestigios del III Cuerpo comenzó a desmoronarse.
La familia, a cuyo frente iba Teresa Maders fatigó todos los micrófonos, las salas de espera de los tribunales, la exhumación del cuerpo en búsqueda de la justicia ausente. La iglesia institucional no los escuchó. Tampoco Raúl Alfonsín, el presidente del Comité Nacional de la UCR que practicamente los echó. A Regino, su partido, ese al que le dió sus mejores años, lo abandonó y tragicamente su nombre comenzó a molestar  en el centenario partido.
El azar del sorteo hizo que el expediente Maders pasara a manos del juez Guillermo Johnson y la impunidad buscada por el poder encontró en el magistrado a un hombre dispuesto a esclarecer el crimen. Se encontró con un expediente enevenenado de pistas falsas y pruebas truchas. Denunció el encubrimiento oficial y pidió la intervención de la Provincia. Tambaleó Angeloz, tambaleó su gobierno y crujió el poder del radicalismo dominante.
Pasaron 20 años. Una vida. 2 de los hermanos Maders han muerto en el derrotero de justicia. Una familia atravesada por el dolor rindió a su muerto el mejor homenaje; no permitir la impunidad y dejar sembrado un camino para adelante.
Uno de los criminales, Oscar Síntora - ex policía del proceso - está preso. El autor intelectual en libertad. La condena social alcanza a varios protagonistas de la época. Córdoba no volvió a ser la misma. el poder monolítco se desgrano como el parabrisas de un auto alcanzado certeramente por una piedra. El radicalismo no gana hace 12 años las elecciones provinciales; en su debe está la falta de autocrítica por su  silencio  con el crimen de Regino Maders .
 
 
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