El oximoron que repetía Eduardo Duhalde decía que "Argentina está condenada al éxito", siempre me sonó rara la frase, en verdad él nunca pudo sacarse ese halo de hombre retorcido y sinuoso, esa cosa de pesado. No puede despegar, no le alcanza la estatura para medir como estadista, siempre estuvo alojado en ese círculo de estructuras y superestructuras; es un hombre estructurado que no alcanza a enamorar.
El señor de la comisura caída remite a cosas pesadas, a la bonaerense y su peor época. A las operaciones, a los saqueos y esa utilización de la desesperación colectiva para sembrar caos, a la cortita que se cocina en círculos pequeños.
Representa lo viejo, al acuerdismo conservador para sostener privilegios. Duhalde es el que dice que hay que construir para Videla y para los que no piensan como Videla pero no explicita como puede hacer posible una mejor convivencia sin justicia ni como darle calidad institucional a un proceso cerrando abruptamente un ciclo histórico. El está más cerca de los que piensan como Videla. Es así.
Duhalde cree que los que apropiaron niños deben quedar cubiertos por el artículo 19 de la Constitución Nacional. Que no hay que discutir una agenda progresista sino ceñirse al statu qúo que deje a cada corporación decidir sobre temas de su interés y relegando al Estado al rol de ejecutor de esas demandas. Ese es el concepto que levanta Duhalde y que pretende diseminar como opción; la vuelta al statu qúo. Eso es lo que expresa su mandataria en el Senado, lo que manifiesta su esposa Hilda "Chiche" Duhalde en sus lastimosas intervenciones no es más que el pensamiento del Otro. No tiene más para ofrecer que el salto para atrás y esa falta de registro del cambio lo anula en sus posibilidades. Cuando dice "peronismo federal " se refiere al rejunte de viejos cuadillos y señores feudales y no a la esencia de las luchas de aquellos hombres que soñaron otro país, definitivamente opuesto a lo que pregona el hombre de Lomas de Zamora. Está perdido, no es lo que era, su capacidad de daño está reducida pero cuenta con la amplificación de sus verdaderos amos.
El señor de la comisura caída remite a cosas pesadas, a la bonaerense y su peor época. A las operaciones, a los saqueos y esa utilización de la desesperación colectiva para sembrar caos, a la cortita que se cocina en círculos pequeños.
Representa lo viejo, al acuerdismo conservador para sostener privilegios. Duhalde es el que dice que hay que construir para Videla y para los que no piensan como Videla pero no explicita como puede hacer posible una mejor convivencia sin justicia ni como darle calidad institucional a un proceso cerrando abruptamente un ciclo histórico. El está más cerca de los que piensan como Videla. Es así.
Duhalde cree que los que apropiaron niños deben quedar cubiertos por el artículo 19 de la Constitución Nacional. Que no hay que discutir una agenda progresista sino ceñirse al statu qúo que deje a cada corporación decidir sobre temas de su interés y relegando al Estado al rol de ejecutor de esas demandas. Ese es el concepto que levanta Duhalde y que pretende diseminar como opción; la vuelta al statu qúo. Eso es lo que expresa su mandataria en el Senado, lo que manifiesta su esposa Hilda "Chiche" Duhalde en sus lastimosas intervenciones no es más que el pensamiento del Otro. No tiene más para ofrecer que el salto para atrás y esa falta de registro del cambio lo anula en sus posibilidades. Cuando dice "peronismo federal " se refiere al rejunte de viejos cuadillos y señores feudales y no a la esencia de las luchas de aquellos hombres que soñaron otro país, definitivamente opuesto a lo que pregona el hombre de Lomas de Zamora. Está perdido, no es lo que era, su capacidad de daño está reducida pero cuenta con la amplificación de sus verdaderos amos.
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