
Uno le ve la pinta a la senadora Adriana Bortolozzi y se imagina la calidad de representación que tiene la provincia de Formosa. La tragedia de estos días, protagonizada por esa policía brava tipo guardia pretoriana para sostener el statuo qúo vigente. Allá existe una dinastía 27 años, con cambios de roles pero que mantiene la danza de nombres. Que Bogado, que Insfrán, que Bogado, que Bortolozzi de Bogado, que gobernadores, que vices, que diputados y senadores con partenaires como el poderoso ruralista sojero Ricardo Buryaile para conservar el feudo que excluye a los pueblos originarios a la  periferia del sistema. Uno piensa en ese pedazo de tierra arrebatado al Paraguay después de la ignomiosa guerra de la tiple alianza y no puede dejar de trazar un paralelo con la historia que se empecina en repetir como un eco las injusticias que son siempre las mismas.
La representante formoseña en el senado es cara y seca de esa tragedia, bien comida y apoltronada, la opositora degusta un vaso de leche en su banca mientras su provincia se desangra.
La representante formoseña en el senado es cara y seca de esa tragedia, bien comida y apoltronada, la opositora degusta un vaso de leche en su banca mientras su provincia se desangra.
 
 
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