
Esa costumbre peronista de reinventarlo todo, de sacarse de encima los lugares comunes y las frases hechas; es el Pueblo, el alma viva del Pueblo que atropella los protocolos e impone una nueva forma de despedir, pero lo que pasa que no es despedida, sucede que cuando uno cree que hay muertes que agigantan y este es el caso,  la muerte pasa a un segundo plano y queda definitiva la imagen convertida en bandera. 
Eso ocurre, eso hace el peronismo cuando pone el sentimiento y arrasa con las formas. Eso de gritar consignas, de cantar, de expresar, de llorar, de gritar y levantar los puños y los dedos en V, de agitar banderas y consignas es un homenaje que se valida con la presencia, se legitima en la autenticidad del gesto .
No es lo que Néstor deja, que es mucho. Es un legado enorme. El mayor de todos es el haber encendido la llama de una generación que aborrecía la militancia. Tienen entre 20 y 30 años. Encendió la llama vital. Puso fuego. Pasión y fuego. No hay como detener ese paso. Ese logro inmenso que solo el comienzo de la era democrática pudo hacer y después devolvió en frustración, es enteramente de Néstor.
En las palabras de cada Presidente que pisó Argentina para rendirle homenaje al batallador de la integración, al arquitecto genial de las relaciones personales trasladadas al pensamiento y a la acción común, está resumida la dimensión alcanzada por el Presidente politicamente incorrecto, del saco desabrochado y los mocasines viejos, que excede largamente su tiempo.
Eso ocurre, eso hace el peronismo cuando pone el sentimiento y arrasa con las formas. Eso de gritar consignas, de cantar, de expresar, de llorar, de gritar y levantar los puños y los dedos en V, de agitar banderas y consignas es un homenaje que se valida con la presencia, se legitima en la autenticidad del gesto .
No es lo que Néstor deja, que es mucho. Es un legado enorme. El mayor de todos es el haber encendido la llama de una generación que aborrecía la militancia. Tienen entre 20 y 30 años. Encendió la llama vital. Puso fuego. Pasión y fuego. No hay como detener ese paso. Ese logro inmenso que solo el comienzo de la era democrática pudo hacer y después devolvió en frustración, es enteramente de Néstor.
En las palabras de cada Presidente que pisó Argentina para rendirle homenaje al batallador de la integración, al arquitecto genial de las relaciones personales trasladadas al pensamiento y a la acción común, está resumida la dimensión alcanzada por el Presidente politicamente incorrecto, del saco desabrochado y los mocasines viejos, que excede largamente su tiempo.
 
 
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