
No es el caso del tratamiento dela ley de matrimonio entre iguales, el que pone a la jeraquía de la iglesia católica argentina en veredas opuestas al pueblo al que dice representar y la opción preferencial por los pobres que dice predicar. Ha sido desde siempre así.  Cuando 1810 estaban con la posición pro española. Durante la presidencia de  Roca, (debe ser lo único bueno que hizo) les sacó el curro de los registros de casamientos, muertes, bautizos,  etc., en 1888, puso un límite al estado paralelo, esa suerte de teocracia instalada de hecho por la jerarquía. 
Enfrentaron a Perón, impugnaron cada una de sus políticas de progreso social, se prestaron al ocultamiento del cuerpo de Evita, aplaudieron los fusilamientos de 1956. Por supuesto, callaron a las atrocidades de los bombardeos de Junio.  Acompañaron a todas y cada una de las dictaduras. Fueron parte y soporte espiritual del terrorismo de estado y entregaron muchas veces a los suyos. 
Dicen que esta vergüenza de obispo, llamado Jorge Bergoglio, no puede aspirar a ser Papa proviniendo de un País que corta amarras con el oscurantismo al aprobar el matrimonio igualitario.
Apelan a lo peor, en estos días. Al infierno, al diablo, al señor de la mentira, al modelo de familia que ya no existe o no es como ellos quieren que sea.  Al pecado y nada dicen de los suyos, ningún perdón por tantos crímenes cometidos, por tantas complicidades, por tantos silencios. Por los niños abusados por curas y obispos. 
Para que sirve esta jerarquía? 
 
 
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