martes, 17 de diciembre de 2013

QUIEN PAGÓ LA FIESTA DE ELISA CARRIÓ?

Quien pagó la fiesta loca  de 1 millón de pesos  de la Carrió en su festejo en el Palais Rouge, con invitados tan bizarros como Lanata, Mirtha Legrand y la inefable Betty Sarlo , entre otros personajes que bailaron al compás de la gorda vestida de rojo furioso. La extravagancia y la locura de Carrió parecían no tener fin en una noche frenética que – como de costumbre mintió – que los 1000 asistentes oblaron 500 pesos per cápita nada menos que para darse el lujo de ver de jolgorio a la malolorienta diputada porteña. Entre tanto frenesí, Carrió dijo que “hizo de todo menos el amor” (recontramil-sic)  y bien vendría, en este punto, citar a “Il Cavaglieri” y su procaz y acertada referencia a la sensualidad de la premier alemana, Angela Merkel, “es incojible” se despachó Berlusconi sobre el gordo trasero de re-re-electa Merkel.
Elisa Carrió no necesita diagnóstico siquiátrico alguno. Una vida solitaria, del interior profundo a la Recoleta, con hijos y nietos que no se sabe quiénes son y un ex marido que menos aún, es decir una vida deshilachada y ruin. El consumo desenfrenado de  anfetas y el faso descontrolado han destruido la sicología de la mercenaria que ocupa la banca que hubiera correspondido  a su resucitador, es decir, Lanata.
El target del antiperonismo duro que explota muy bien Lanata es el que le permite a la paquidérmica Carrió sentar su desmesurado traste en una banca, a través de un método simplón pero efectivo al momento del cobro ininterrumpido que desde, al menos, la Constituyente de 1994 – veinte años. Un programa de Lanata, un DVD grabado del programa, un escrito en Comodoro Py, cámaras de TN, La Nación y Perfil, una recorrida sin contrapreguntas por los programas de la Corpo, Moralina, Gangosidad, Joven Sobresaliente de Videla y ya está el marketing listo  y Carrió diputada para defender los negocios del Grupo, operar sobre fiscales truchos como Campagnoli, agitar a su secuaces caceroleros sin votos; ella misma fuera del perímetro porteño, incluso en su Chaco originario, sacaría los mismos votos del 2,87% que es lo representa en un universo electoral general.
Elisa Carrió es una mujer desquiciada, una enferma de envidia, una lacra social que sirve para catalizar el voto gorila, a la vez se sabe con cero chance de reeditar la performance del 2003 y del 2007 que pudo hacerlo en función de un radicalismo destruido, que lo sigue estando pero al menos está incipientemente articulando un respirador artificial que le permite recoger al menos restos de una estructura desperdigada y en plena diáspora.  No aporta nada que no sea destrucción y agoguerismo barato de deseos malignos, ella misma es un cáncer vivo, lacerada por el odio y el rencor que no le da paz. Una loca. Una chiflada. Un energúmeno sin  razón que puede juntar a su alrededor al bizarrismo porteño unido en la trilogía: Lanata – Legrand y Sarlo. Una risa.
A todo esto quien pagó la festichola? El CEO?

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