martes, 9 de agosto de 2011

PERDIO LA ANTIPOLITICA , PERDIO LUIS JUEZ

Que lecturas importante dejan las elecciones de Córdoba. Una, principal, el portavoz de la antipolítica cayó fulminado con su discurso vacío de propuestas. Su carrera comenzó en la JP, prosiguió en las adyacencias del menemismo que lo hizo director de Papel Prensa d ela mano de Schiaretti y saltó como un rayo a la fama con su eyección de la fiscalía anticorrupción denunciando a funcionarios del delasotismo convirtiendose en un exponente del 2001 y el que "se vayan todos". Autopresentado como el único "decente", el referente de la ética llamaba a quienes no lo votaban cómplices de la corrupción, la madre de todos los males argentinos y cordobeses que el vendría a resolver. Despreciaba a las estructuras políticas, les soltaba la mano a cada uno de los candidatos perdidosos de las intendencias locales y jugaba pendulamente con cualquier alineamiento político del momento: con Carrió, con De angelis, con Pino, con Binner, antes con K vía Alberto. Bebió su propia medicina el domingo. Sin chistes para contar, apabullado de votos esquivos, famélico de legisladores, el clásico polítco reconvertido en out-sider fue ignorado en su cruzada alocada hacia una quimera.
Sin más ideologías que la propia suya, megalómano a morir, intentó cambiar la imagen del contador de chistes para evitar la fuga de votos hacia una propuesta más creíble que sus salidas de lengua rápida pero ya era tarde, irremediablemente tarde. 
Córdoba mostró su rostro más previsible eligiendo al menos peor y este supo sortear el nivel de rechazos altos que concentra con la invisibilización suya. Desapareció de la Sota de los lugares habitualmente comunes y con ello logró pasar desapercibido y esquivar debates y preguntas incomódas. Aguad no pudo ir más allá del voto de las clases altas y el tradicional del radicalismo, un verdadero piantavotos que hundió a los candidatos radicales de bastiones inexpugnables.
Así las cosas, la Provincia eligió la continuidad del peronismo en el gobierno, con sus más y sus menos,  el cordobesismo, nunca tan bien definido por un auténtico conservador popular con bastante ingenio que logró encontar su ubicuidad en un escenario bastante previsible.

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