No lo conocí pero el Viejo es parte de mi identidad, de mis raices y de mis sentimientos porque no? Me construí con una mirada sobre esa historia que no viví pero que la comprendí como el proceso de cambio más profundo de la Argentina, la que hizo de este país el más igualitario de Latinoamérica y que lo puso a la vanguardia de los avances sociales por décadas sobre otros. La historia que puso en valor la dignidad humana y que hizo que cada trabajador y cada trabajadora tenga su obra social, su aporte previsional y sus vacaciones como piso de un stándard de vida contrapuesto al escenario preperonista. Perón fundó el Estado de Bienestar y lo hizo sentando las bases de la soberanía política y la independencia económica como condiciones necesarias para lograr la más equitativa distribución del ingreso.
Desmontar las estructuras del privilegio no ha sido una tarea sencilla y cambiarlas por otras más justas mucho menos; hizo falta educar, legislar, empoderar a los sectores populares para que se apropiasen de las conquistas y sus derechos y , crear a la vez conciencias para defender cada uno de los instrumentos que hicieron viable la movilidad ascendente desde la perspetiva de lo colectivo, como siempre entendió al proyecto.
Las palabras igualdad, libertad y justicia tuvieron correlato con las acciones de su Gobierno; con la resignificación del rol de Estado como equilibrante de las relaciones en la sociedad y como orientador de la economía puesta al servicio del hombre. Lo conceptual tuvo centralidad en la construcción política de Perón y contribuyó a forjar una identidad cultural profundamente ligada a las mayorías populares que se sintieron contenidos en el ideal de Nación libre, justa y soberana, las banderas que levantó y que no resignó ni aún en las horas de derrota.
El trayecto de Perón lo muestra claramente en la misma vereda por la que transita el pueblo y lo enfrenta a sus mismos enemigos. Encendió la llama de la pasión y le puso mística a la marcha hacia la conquista de un futuro más justo, posible y realizable.
Cuando vuelvo a mis raíces recuerdo el retrato de ese hombre en la casa de mis abuelos y la respuesta a mi curiosidad de niño sobre quien era; "el General" decía mi abuela y se iluminaba; más grande cuando pregunté por ese amor me contestó que por Perón ella no conoció el hambre y pudo ir a la escuela. Me contó que lo lloró el día de su muerte y que fue a despedirlo bajo la lluvia fría con un dolor enorme.
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