Veíamos a la Presidenta en la conferencia de la UIA y tomábamos conciencia del abismo que la separa de la piara opositora. Sin brújula frente a un escenario alterado abrutamente, las oposiciones se pierden tras el cortinado. Sin respuestas serias a los desafíos que se plantean como necesarios de asumir se pierden en el tramado de conspiraciones ridículas, en operetas berretas por la propia incapacidad de generar alternativas serias.
Sin decir cual es la oferta de País que propone aparece una afiebrada Carrió, seguida por un par de impresentables diputadas berretas, surgidas de esos armados de mesas de café y sin más mérito que la cercanía con alguna lapicera, inescrupulosas al extremo de producir daños irreparables a la credibilidad de las instituciones por la simple razón de que no les importa en absoluto la suerte de ningún espacio democrático. Evangelista una - Cynthia Hotton, del tipo de las ultramontanas de recoleta e ignota radical la otra; se confabulan junto al vicepresidente Julio Cobos para armar una puesta en escena de primero inferior. Se les suma ese engendro del peronismo paleolítico, llamado Graciela Camaño, esposa, hija y hermana de lo peor de la burocracia sindical y el aquelarre termina en uno de los peores escándalos del parlamento, que nos retrotrajo a la era diluviana previa al 2001.
El coro que sale a apañar la locura de la presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales no hace más que situar a esa corporación del retroceso en la incompresión de su propio posicionamiento.
Es insoportable verlo a Cobos en su lugar. Es intolerable la situación de Graciela Camaño. La pusilamidad de los radicales es vergonzosa. La posición compartida de enérgumenos como Chiche Duhalde y Macri es asquerosa. Si esta es la propuesta del rejunte mediático opositor para gobernar la Argentina está perdida.
Sin decir cual es la oferta de País que propone aparece una afiebrada Carrió, seguida por un par de impresentables diputadas berretas, surgidas de esos armados de mesas de café y sin más mérito que la cercanía con alguna lapicera, inescrupulosas al extremo de producir daños irreparables a la credibilidad de las instituciones por la simple razón de que no les importa en absoluto la suerte de ningún espacio democrático. Evangelista una - Cynthia Hotton, del tipo de las ultramontanas de recoleta e ignota radical la otra; se confabulan junto al vicepresidente Julio Cobos para armar una puesta en escena de primero inferior. Se les suma ese engendro del peronismo paleolítico, llamado Graciela Camaño, esposa, hija y hermana de lo peor de la burocracia sindical y el aquelarre termina en uno de los peores escándalos del parlamento, que nos retrotrajo a la era diluviana previa al 2001.
El coro que sale a apañar la locura de la presidenta de la Comisión de Asuntos Constitucionales no hace más que situar a esa corporación del retroceso en la incompresión de su propio posicionamiento.
Es insoportable verlo a Cobos en su lugar. Es intolerable la situación de Graciela Camaño. La pusilamidad de los radicales es vergonzosa. La posición compartida de enérgumenos como Chiche Duhalde y Macri es asquerosa. Si esta es la propuesta del rejunte mediático opositor para gobernar la Argentina está perdida.
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