
Sin Kirchnerismo no hay Peronismo. Esta es la mejor definición que encuentro después de muchas reflexiones sobre los ruidos que generan los intentos de crear alternativas que dejen al margen al liderazgo creado a partir de los cambios que se produjeron en los últimos 7 años y particularmente desde la 125 para acá.
Suponer que es factible imponer una agenda regresiva en términos de los principales ejes abordados en esta etapa sin ningún costo es sencillamente impensado.
Agotados todos los experimentos, desde el golpe institucional en adelante, desarticuladas las candidaturas de probeta, la invención de liderazos sin anclaje social y sin más sostenes que los recogidos en el propio sector beligerante, llámense los agrarios, la interna del radicalismo que deja sin aire al candidato deseado por la derecha, los intentos de perfilar oposiciones por izquierda - que llevaron, por caso, a la implosión de la CTA, el hartazgo ante las predicciones apocalipticas, la hoguera de vanidades que consume al puzzle opositor, la desinformación mediática cuestionada por vastos sectores, el desenmascaramiento del verdadero líder opositor que ha venido actuando como un titiritero en las sombras, manejando políticos y "periodistas independientes"; parecería que la derecha ha llegado al punto de partida. El peronismo, pero no el peronismo fragmentado por una decena de liderazgos que sumados no alcanzan a mover el amperímetro sino el que puede tener capacidad de modificar la relación de fuerzas, es el objetivo.
La instalación de temas sensibles a la inseguridad ciudadana, la posibilidad que algunos casos de inseguridad sean también generados y potenciados, es parte del desgaste para lograr un viraje de opinión hacia la derecha.
Pero es, con todo, la forma en que el Peronismo resuelva su propia contradicción central de profundizar o continuar con una concesión hacia adentro como puede dar certidumbre a la gobernabilidad que viene.
Igual, hay banderas sembradas, derechos alcanzados, caminos abiertos, conquistas logradas en lo político, económico, social y cultural en toda esta construcción que han sido tomadas por gran parte de la sociedad argentina y ahí no hay retorno. Aunque no lo crean nada volverá a ser como era después de esta primavera.
Suponer que es factible imponer una agenda regresiva en términos de los principales ejes abordados en esta etapa sin ningún costo es sencillamente impensado.
Agotados todos los experimentos, desde el golpe institucional en adelante, desarticuladas las candidaturas de probeta, la invención de liderazos sin anclaje social y sin más sostenes que los recogidos en el propio sector beligerante, llámense los agrarios, la interna del radicalismo que deja sin aire al candidato deseado por la derecha, los intentos de perfilar oposiciones por izquierda - que llevaron, por caso, a la implosión de la CTA, el hartazgo ante las predicciones apocalipticas, la hoguera de vanidades que consume al puzzle opositor, la desinformación mediática cuestionada por vastos sectores, el desenmascaramiento del verdadero líder opositor que ha venido actuando como un titiritero en las sombras, manejando políticos y "periodistas independientes"; parecería que la derecha ha llegado al punto de partida. El peronismo, pero no el peronismo fragmentado por una decena de liderazgos que sumados no alcanzan a mover el amperímetro sino el que puede tener capacidad de modificar la relación de fuerzas, es el objetivo.
La instalación de temas sensibles a la inseguridad ciudadana, la posibilidad que algunos casos de inseguridad sean también generados y potenciados, es parte del desgaste para lograr un viraje de opinión hacia la derecha.
Pero es, con todo, la forma en que el Peronismo resuelva su propia contradicción central de profundizar o continuar con una concesión hacia adentro como puede dar certidumbre a la gobernabilidad que viene.
Igual, hay banderas sembradas, derechos alcanzados, caminos abiertos, conquistas logradas en lo político, económico, social y cultural en toda esta construcción que han sido tomadas por gran parte de la sociedad argentina y ahí no hay retorno. Aunque no lo crean nada volverá a ser como era después de esta primavera.
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