
Tipo raro Don José. No el del bronce, ese que siempre mira al Oeste, hacia la Cordillera, el otro el de carne y hueso, el que fuimos descubriendo fuera de las aulas y los actos escolares, ese hombre que se vino de España y se puso al servicio de la Patria en ciernes, el que escribió decenas de cartas y no deja caer una sola coma de traición, el que se acerca a los sectores populares y promueve la educación y la justicia. Ese hombre con sus creencias y el que se rebela contra las conspiraciones de los traidores del Puerto, con Rivadavia a la cabeza. El que expande Libertad por el continente y enarbola la bandera de los Estados Unidos del Sud. El que se va exiliado con su hija pequeña y que siente un dolor en el alma mientras el barco pone distancia con su Patria. El que vuelve y no baja del barco para no ser parte de la destrucción argentina. El que muere en Francia y deja el legado de su sable libertario para el que no rindió la Bandera.
Con ese Don José me quedo. Que más que General era un patriota grande y que más que bronce y calles y plazas y escuelas es ejemplo vivo para siempre.
Muy buena síntesis
ResponderEliminarGracias compa, San Martín me inspira.
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