
Señora de los ojos vendados,
con la espada y la balanza
a los justos humillados
no les robes la esperanza.
La Cámara Federal de La Rioja acaba de anunciar que otorga la prisión domiciliaria al asesino Luciano Benjamín Menendez, que sigue siendo juzgado en los Tribunales Federales de Córdoba por delitos de lesa humanidad, vinculados a los crímenes de la Unidad Penitenciaria, junto al criminal Jorge Rafael Videla, entre otros represores y represora. El juicio que transcurre con testimonios de las víctimas del terrorismo de estado, que describen la tragedia vivida en la UPI, también está dejando comprometido a varios personajes de la "familia judicial cordobesa", como brazo jurídico- legal de la dictadura.
Que este asesino logre la prisión domiciliaria es una injusticia. Un asalto a la verdad y la memoria y una demostración más de las complicidades que existen con el pasado trágico de la Argentina, que van saliendo a luz y se entrecruzan como paradigma del modelo social-económico impuesto por el proceso y su andamiaje de sostén político.
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