Un grupo de señoras que escriben columnas contratadas para destilar anticristinismo tiene el mismo perfil, sesentonas, caras avinagradas, feúchas y sin encantos. La Walger, la Mandelbaum y la Viau son ejemplos, tomaremos a la Viau que reúne practicamente todas las condiciones. Ex escriba de Crítica de Lanata, anteriormente de Página y desde hace un tiempo en Clarín la veterana ex PRT arremente desde columnas soporíferas con su gorilismo fuera de época. Mujercita de escasos talentos, de afiebradas elubraciones, esrcibe con el resentimiento a flor de piel sin saber muy bien sobre que quiere opinar; si sobre la tetera de María Elena Walsh o de Dolores Ibarrúri pero ella opina con oficio de cortadora y pegadora de artículos con tal de agradar a su empleadora y pasar por ventanilla después del cometido. La va de señora seria, la expresión de la foto diría más bien de una amargada solerona, rebuscada y retorcida busca asemejarse a aquella Susanita maligna y egoísta de Quino, la más detestada de los amigos de Mafalda, entrada ya en la vejez.
Menos querible por cierto, muchisímo menos famosa, con mensajes que harían matar de risa a nuestra pequeña heroína por la escasez de contenidos de su avejentada versión de carne y hueso en sus columnas pagadas, preferimos a la verdadera, a la de la historieta claro.
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